sábado, 10 de abril de 2010

Una cosa lamentable

Muchas veces nos resultan curiosamente fáciles de usar las instalaciones para la gente que tiene alguna discapacidad. Rampas, elevadores, barandales entre otros elementos son utilizados por gente QUE NO LOS NECESITA como un medio distinto de moverse. Y está bien... Esto no tiene el menor de los problemas siempre que alguien que realmente necesita de estas instalaciones no pretenda usarlas. Este fin de semana me vi en una situación de esas que me dejo tristemente impactado.

Planeando comer en un gran lugar inmerso en las profundidades de Ciudad Universitaria, tuve la necesidad de utilizar estos elementos especiales (ando en muletas y subir escaleras es una tarea titánica), cuando antes de empezar el uso de la rampa, veo que viene caminando por ahí campantemente un hombre gordo (la obesidad no es una discapacidad señores, es una falta de voluntad) con café de Starbucks y galleta en las manos. Yo, ilusamente esperando que en algún momento me cediera el paso o esperara, me topé con la sorpresa de que no sólo no me dejó pasar si no que también me arrojó una mirada similar a la que seguramente recurrió al escoger su horneado postre.

Pensé "bueno, no puede ser tan malo, finalmente pocas veces usaré estos elementos", pero posteriormente entré en un conflicto como el de la persona que no ha caído en cuenta de lo que realmente le ha pasado. ¿Este obeso personaje hubiera tenido la misma despreciable actitud si la persona hubiera estado en una silla de ruedas? ¿Sin una pierna? ¿Que tal si viniera arrastrando un tripie con su medicamento o un tanque de oxigeno? ¿Hubiera sido igualmente inconsciente?

Debo reconocer que mi caso es el menor de mucha gente que normalmente se enfrenta a este tipo de aberraciones sociales. Yo encontré esto en semana y media de no poder mantener una postura vertical bípeda (en este caso es tetrápeda), ¿qué sentirá la gente que nació con una discapacidad que vuelva lo que para nosotros son elementos especiales en la base de su modus vivendi?

Indignación, recelo, coraje,frustración e indignación son las primeras que se me vienen a la mente y son, de seguro, los menos importantes.

Creo que debemos ser conscientes y pensar que la obesidad no es una discapacidad, como tampoco lo es la flojera y mucho menos lo es el "ser rebelde y alternativo". Son espacios con fines específicos para gente con necesidades específicas. Seamos respetuosos de nuestros espacios y sobre todo de nuestra gente. Todos conocemos gente que tiene que pasar por alguna situación así, ya sea temporal o permanentemente, y creo que lo último que querríamos es que ellos pasaron por algo del estilo.

Sinceramente le deseo al obeso personaje que me inspiró a escribir un panorama desalentador para los próximos días, ojalá le pase algoque lo obligue a usar esos elementos, para que ahi este yo estorbándole.

Seguramente escribiría algo como esto en forma de sacar sus frustraciones.

1 comentario:

  1. Así es mi ponchito... cual frase de mamá, "uno no experimenta en cabeza ajena..." hasta que le pasa a uno se percata de lo difícil que puede ser para otras personas vivir día a día bajo ciertas situaciones. Por eso nunca hay q quejarnos que la verdad tenemos TODO...

    ResponderEliminar