lunes, 12 de abril de 2010

Y ahora.... ?

Una vez mas, me encuentro sentado frente a esta computadora que, si pudiera hablar, no haría más que reírse y hacer burlas bañadas en humor negro, ácido e incisivo. Pero cual espos@ abnegad@ me encuentro de nuevo aquí, fuente de mi desahogo, y al mismo tiempo de mis penurias, para seguir escribiendo.

En este día tan raro, uno más de esta extraña secuencia de días en que la rareza está hasta en el clima, me hallo (voy a sonar a canción de Arjona, pero creo que vale la pena intentar representar lo más fielmente la escena tanto en físico como en carga emocional para buscar empaparlos de mi mood del día) sentado en un estudio, con los pies descalzos en el escritorio (uno con un moretón gigante en el tobillo producto de un derroche de talento futbolístico mal interpretado por el resto de mi cuerpo) y la computadora (ay amado tormento) en las piernas, con la luz apagada y sólo iluminado por la luz, producto de un día particularmente nublado, que entra por la ventana. Por mi cabeza corre un vendaval de ideas que encuentran su origen en 3 fuentes principales: mi amado twitter, la escuela y mi fin de semana recién extinto y que, como el ave fénix, está próximo a revivir.

Entre estas ideas está la del origen de la frase "¿y ahora?" Es una frase en la que, sin ir más allá del uso cotidiano, podemos encontrar un cierto toque fatalismo, resignación, cinismo y hasta humor para las cosas que nos suceden contrarias.

"¿y'ora?" "Pos no sé..." Este binomio casi indivisible es como Batman y Robin, como Capulina y Viruta, como Yogi y Bubu... Podemos ver ocasionalmente uno sin el otro, pero juntos adquieren ese pequeño dote de sabor que hace rico el valor de esta frase. En un estudio casi preciso y por supuesto sin bases teóricas y mucho menos un trabajo de investigación formal, podría afirmar que cualquier respuesta que acompañe a la frase que hoy nos atañe resuelve el problema.

No quiero ir más allá en cuestiones de lingüística ni gramática ni todas esas cosas ñoñas que, aunque me apasiona como pocas cosas en el mundo, volvería todo esto aburrido. Prefiero encausar esta entrada a lo curioso que resulta el uso de esta frase en nuestra cotidianeidad.

Decir "¿y ahora?" como dije anteriormente implica invariablemente algo que nos resulta contrario. Es como encomendarse a algún santo, deidad, fuente de inspiración, gurú mediático o alterego disociador de personalidad para poder encontrar la iluminación necesaria para salir del mal paso. ¿Cuándo encontramos la guía para corregir/mejorar/enderezar la situación? Una vez de cada 100 me atrevería a decir considerando la alta probabilidad de ser benevolente en la proporción.

Retomando las fuentes de los debrayes que tengo en la cabeza, pensemos:

Fuente 1: Twitter
Entre noticias, comentarios de amigos, banalidades y desahogo propio de ideas (últimamente muy activo por mi lesión) uno se entera de cosas que no tienen solución, broncas, peleas maritales/de novios/de amigos/de política/jugadores dopados o lastimados/etc...

Leer esto resulta por demás desalentador, o digno de burla si somos valientes con este extraño pero certero ente moral llamado karma, la mayoría de las veces. Esto se vuelve un perfect match para un "¿y ahora?"

Fuente 2: Escuela
Toma! Escuela llena de escalera, subidas y bajada, piedras y árboles y yo en muletas. No conforme, hoy se llegó a la conclusión, en una prolongada discusión (donde la nicotina, el álbum del mundial y la cafeína fueron los actores principales), de que la escuela está cada vez más llena de gente rara... ¿y ahora?

Fuente 3: Fin de semana
Ganan los pumas, gana el Barcelona, pierden las chivas, una que otra pequeña rencilla con "La Roja" para que en la insoportable levedad del domingo todo termine en un "¿y ahora?". Aunque aquí no todo lo que se precisa es malo, el saber que las cosas buenas fueron tan efímeras nos hace recurrir a esta frase tan rica.

En fin, estamos rodeados de situaciones en las que la frase aplica. Lo importante no es el uso de este elemento de dos vocablos sino de las situaciones que nos adecuan para aplicarle (o de como adecuamos las situaciones para hacer que la frase se adecue) y la pobre iniciativa que en ocasiones tenemos para lidiar contra aquellas cosas que nos hacen decir....

¿Y ahora?

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